lunes, 25 de marzo de 2013

Nosotr(A)s decimos Anarquía. Si no podemos ser violentas, no es nuestra revolución

    Nosotr(A)s decimos Anarquía. Si no podemos ser violentas, no es nuestra revolución
Manada de Lobxs en constante devenir

A nosotras nadie nos traducirá, y si por caso alguna chica de la clase media tiene a bien reproducir este texto en otra lengua esperamos que NO deje aquí estampada su firma para lograr 5 minutos más de fama activista.
A nosotras no se nos divulgará como en las redes sociales porque no sabemos qué dicen nuestras madres acerca de tener o no maridos, acerca de tener o no ideología porque los hemos matado hace tiempo atrás o simplemente no les estamos hablando por lo que nos resta de vida.
A nosotras no se nos leerá tanto porque podemos inscribirnos en otras categorías que no sean las dictomías contractualistas de siempre que creen que hay que seguir pensándose contra las izquierdas, y eso siempre inquieta a quienes aprendieron a leer con los derechos de marca registrada.
Sin nombres, sin famas, sin prestigios, sin pasaportes, sin familias, experimentamos el sabor de la molotov, de la nafta, el humo de la goma quemada cortando el puente como quien experimenta una guaiaba, un maracuya o un mango. No queremos convidar a Marx más que a su destrucción total y radical de la faz del plantea. No queremos invitar a ningún filósofo que no ponga el cuerpo en la trinchera.
Sin indentidad, sin novias, sin ser las queridas de ninguna troupe de artistontas hemos clonado a los gilles y a los felix, a los baruch y a los michel, a las beto y a las monique, hemos hecho con sus pensamientos de álcoba cómoda de piso en Europa granadas de mano que destruyen los géneros y hagan proliferar las amazonas. De nuestros cuerpos cyborg, de nuestras plataformas de tecno-vivas conectadas, con nuestros deseos inclasificables y nuestras nuevas y extrañas formas de placer creamos un mundo con los animales, con lxs índigenas alzadxs contra los Estados de las repúblicas bananeras y contra todo el séquito de niñitos bien que difunden pensamiento europeo-blanco o apoya gobiernos progresivo-progresistas en las regiones ocupadas de sudakalandia.
Asumanlo, les hemos robado, les hemos expropiado, le shemos quitado su propiedad privada sobre bienes intengiles, y ahora no las citaremos en nuestros nuevos agenciamientos donde ustedes no están invitadas porque forman parte del problema, de lo que hay que destruir con sus copyright, y sus museos, y su cuir, y su arte, y su cohorte de pasadas en pastillas transnochadas que ya ni pueden decir la diferencia entre policía de tránsito y un moso de escuadra.
Código abierto del cuerpo y no de la boca para afuera, chatas, hartas, aburridas de la impunidad acomodaticia con la que escriben y con las que las leen, hemos mutando lo mejor del pensamiento feminista radical y el post-estructuralismo 2.0 en una máquina de guerra que las ensordezca con nuestra risa irreverente, una carcajada porque ustedes son ridículas formitas de controlcito dictando la elegancia revolucionaria que viene este verano europeo.
Sentimos vergüenza y gracia de la demagogia sin brillo ni filo y los slogan publicitarios de las comisarias del arte de España que escriben "ciudadania", "amor", "paz", "total" como quien dice “voy a modificar radicalmente las subjetividades que en mi anidan”. Son los animales, las selvas, son las comunidades indígenas, las trabajadoras sexuales, las travesti, lxs que viven en las calles, lxs migrantes ilegales quienes no nos dejan decir “nosotras” sin hacernos cargos de nuestros privilegios de todas esas categorías caducas, esas ficciones aberrantes que aún operan en el campo de batalla.
Raudamente nos alejamos del amor y del afecto total porque no habrá paz hasta que se agote esta guerra.
Contra la ciudadana que vive en mi, contra el estado que parasita en mi, contra el trabajo al cual se obliga a mi cuerpo dentro del heterocapitalismo, contra el hippismo postporno de las artistas con miedo del conflicto anti-social, contra las totalizaciones, oponemos la alegría de la anarquía, es decir la amistad-animalidad...ya. Au-au.

viernes, 7 de septiembre de 2012

El Libro!


http://www.scribd.com/doc/104422336/Etica-amatoria-del-deseo-libertario-y-las-afectaciones-libres-y-alegres



LUDDITAS SEXXXUALES
Ética amatoria del deseo libertario
y las afectaciones libres y alegres — 1a ed. milena caserola, COLECCION (IM)PENSADOS, 2012.
114 pág. 14,5 x 20,5 cm.

1. Ensayo filosófico-político
ISBN 978-987-1583-75-4

Contacto:
http://luddismosexxxual.blogspot.com/
http://luddismosexxxual.tumblr.com/
http://destructorasdemaquinas.wordpress.com/
destructorasdemaquinas@hecsa.com.ar

Milena Caserola y Ludditas Sexxxuales alientan vivamente la circulación de este texto a como dé lugar y en cualquier formato.

Todos los izquierdos están reservados, sino remítanse a la lista de libros censurados en las distintas dictaduras y democracias. Por lo que privar a alguien de quemar un libro a la luz de una fotocopia­do­ra, es promover la desaparición de lectores.

Edición: Matías Reck / Leo Vidal

http://es.scribd.com/doc/104422336/Etica-amatoria-del-deseo-libertario-y-las-afectaciones-libres-y-alegres

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Sacrificio a Cibeles de Beatriz Preciado y Virginie Despentes para revivir a Monique Wittig


Madre de los dioses inmortales, poderosa Cibeles, prepara rápido carro de rápida monta, tirado por leones-toro matadores.

Oh diosa que enarbola dildo, Cibeles, la de los muchos nombres, devora estos cuerpos de Beatriz Preciado y Virginie Despentes y traenos a Monique al trono central del cosmos.

Cibeles Domadora de profanadores y profanadoras, Dadora de Vida, Amante frenética, toma de estas impías tu placer, conviértelas en leones, Oh Diosa, y devuelve a la vida a la ingobernable Monique.

Poderosa Monique Wittig, indominable Wittig, termina con la heteronorma y su régimen disciplinario.

Oh, santa lésbica Wittig, muéstranos tu bestial squirting y extiende sin piedad tu furia sobre quienes profanan la radicalidad sexual.

Descarga tu odio y sangre sobre quienes osaron llamar al orden a la desobediencia, sobre quienes normalizaron la insubordinada rebeldía de tus sentencias, oh sanguinaria y fuerte Wittig.

Porta poderoso dildo y cúranos de la heterosexualidad, oh despiadada dominatrix. Seremos tus amantes. Salve oh Eris... es mejor morir a tiempo.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Oración a San Foucault

Oracion a Xangó de Sacrificio LGTTIBQ y de resucitamiento a Michel Foucault

"Kabio, kabio, sile, Xangó, bienvenido seas, San Marcos de León. Vos, bestia feroz, controla el movimiento Internacional LGTB para que se haga el sacrificio y Michel Foucault vuelva a la presencia.

Protector mío, San Foucault Divinidad Máxima, te suplico me infundas un deseo ardiente en los misterios del BDSM y en los placeres de extrañas formas y me concedas la gracia de no quebrantar jamás las afectaciones alegres.


Presérvame del esencialismo de las identidades LGTB, de las leyes y del poder disciplinario en nuestros cuerpos, siempre seré tu amante infiel.


Oh santo patrono de la desobediencia sexual, y de los extraños placeres, liberame de la liberación sexual gay y de sus promesas de integración.


Fistea mi ano hambriento, Oh poderoso Señor, y erradica de mi cuerpo toda forma de microfascismo heteronormal y homonormativo.


Dame el poder para resistir los embates del biopoder, oh gran sabio místico endildado leather.

Hágase tu deseo y tu placer. Semén".

Spot radial Ludditas Sexuales en Radio Zonica, en vivo!


NED LUDD, FANTASMA

Todo comenzó un 12 de abril de 1811. Durante la noche, trescientos cincuenta hombres, mujeres y niños arremetieron contra una fábrica de hilados de Nottinghamshire, destruyendo los grandes telares a golpes de maza y prendiendo fuego a las instalaciones. Lo que allí ocurrió pronto sería folklore popular. La fábrica pertenecía a William Cartwright, fabricante de hilados de mala calidad pero pertrechado de nueva maquinaria. La fábrica, en sí misma, era por aquellos años un hongo nuevo el paisaje: lo habitual era el trabajo cumplido en pequeños talleres. Otros setenta telares fueron destrozados esa misma noche en otros pueblos de las cercanías. El incendio y el haz de mazas se desplazó luego hacia los condados vecinos de Derby, Lancashire y York, corazón de la Inglaterra de principios del siglo XIX y centro de gravedad de la Revolución Industrial. El reguero que había partido del pueblo de Arnold se expandió sin control por el centro de Inglaterra durante dos años, perseguido por un ejército de diez mil soldados al mando del general Thomas Maitland. ¿Diez mil soldados? Wellington mandaba sobre bastantes menos cuando inició sus movimientos contra Napoleón desde Portugal. ¿Más que contra Francia? Tiene sentido: Francia estaba en el aire de las inmediaciones y de las intimidaciones; pero no era la Francia napoleónica el fantasma que recorría la corte inglesa, sino la asamblearia. Sólo un cuarto de siglo había corrido desde el Año I de la Revolución. Diez mil soldados. El número es índice de lo muy difícil que fue acabar con los luditas.
Quizá porque los miembros del movimiento se confundían con la comunidad. En un doble sentido: contaban con el apoyo de la población, eran la población. Maitland y sus soldados buscaron desesperadamente a Ned Ludd, su líder. Pero no lo encontraron. Jamás podrían haberlo encontrado, porque Ned Ludd nunca existió: fue un nombre propio pergeñado por los pobladores para despistar a Maitland. Otros líderes que firmaron cartas burlonas, amenazantes o peticiones se apellidaban “Mr. Pistol”,
“Lady Ludd”, “Peter Plush” (felpa), “General Justice”, “No King”, “King Ludd” y “Joe Firebrand” (el incendiario). Algún remitente aclaraba que el sello de correos había sido estampado en los cercanos “Bosques de Sherwood”. Una mitología incipiente se superponía a otra más antigua. Los hombres de Maitland se vieron obligados a recurrir a espías, agentes provocadores e infiltra dos, que hasta entonces constituían un recurso poco esencial de la logística utilizada en casos de guerra exterior.
He aquí una reorganización temprana de la fuerza policial, a la cual ahora llamamos “inteligencia”. Si a los acontecimientos que lograron tener en vilo al reino y al Parlamento se los devoró el incinerador de la historia, es justamente porque el objetivo de los luditas no era político sino social y moral: no querían el poder sino poder desviar la dinámica de la industrialización acelerada. Una ambición imposible. Apenas quedaron testimonios: algunas canciones, actas de juicios, informes de autoridades militares o de espías, noticias periodísticas, cien mil libras de pérdidas, una sesión del Parlamento dedicada a ellos, poco más. Y los hechos: dos años de lucha social violenta, mil cien máquinas destruidas, un ejército enviado a “pacificar” las regiones sublevadas, cinco o seis fábricas quemadas, quince luditas muertos, trece confinados en Australia, otros catorce ahorcados ante las murallas del castillo de York, y algunos coletazos finales. ¿Por qué sabemos tan poco sobre las intenciones luditas y sobre su organización? La propia fantasmagoría de Ned Ludd lo explica: aquella fue una sublevación sin líderes, sin organización centralizada, sin libros capitales y con un objetivo quimérico: discutir de igual a igual con los nuevos industriales. Pero ninguna sublevación “espontánea”, ninguna huelga “salvaje”, ningún “estallido” de violencia popular salta de un repollo. Lleva años de incubación, generaciones transmitiéndose una herencia de maltrato, poblaciones enteras macerando saberes de resistencia: a veces, siglos enteros se vierten en un solo día.
La espoleta, generalmente, la saca el adversario. Hacia 1810, el alza de precios, la pérdida de mercados a causa de la guerra y un complot de los nuevos industriales y de los distribuidores de productos textiles de Londres para que éstos no compren mercadería a los talleres de las pequeñas aldeas textiles encendió la mecha. Por otra parte, las reuniones políticas y la libertad de letra impresa habían sido prohibidas con la excusa de la guerra contra Napoleón, y la ley prohibía emigrar a los tejedores, aunque se estuvieran muriendo de hambre: Inglaterra no debía entregar su expertise al mundo.
Los luditas inventaron una logística de urgencia. Ella abarcaba un sistema de delegados y de correos humanos que recorrían los cuatro condados, juramentos secretos de lealtad, técnicas de camuflaje, centinelas, organizadores de robo de armas en el campamento enemigo, pintadas en las paredes. Y además descollaron en el viejo arte de componer canciones de guerra, a las cuales llamaban himnos. En uno de los pocos que han sido recopilados puede aún escucharse: “Ella tiene un brazo / Y aunque sólo tiene uno /
Hay magia en ese brazo único / Que crucifica a millones / Destruyamos al Rey Vapor, el Salvaje Moloch”, y en otra: “Noche tras noche, cuando todo está quieto / Y la luna ya ha cruzado la colina / Marchamos a hacer nuestra voluntad / ¡Con hacha, pica y fusil!”. Las mazas que utilizaban los luditas provenían de la fábrica Enoch. Por eso cantaban “La Gran Enoch irá al frente / Deténgala quien se atreva, deténgala quien pueda / Adelante los hombres gallardos / ¡Con hacha, pica y fusil!”. La imagen de la maza trascenderá la breve epopeya ludita. En la iconología anarquista de principios de siglo, Hércules sindicalizados suelen estar a punto de aplastar con una gran maza, no ya máquinas, sino al sistema fabril entero. Todos estos blues de la técnica no deben hacer perder de vista que las autoridades no sólo querían aplastar la sublevación popular, también buscaban impedir la organización de sectas obreras, en una época en la cual solamente los industriales estaban unidos. Carbonarios, conjurados, la Mano Negra de Cádiz, sindicalistas revolucionarios: en el siglo pasado la horca fue la horma para muchas intentonas sediciosas.